¿Los cardiólogos tratamos los Factores de Riesgo o el Riesgo Global?
El riesgo cardiovascular es dependiente de un cómputo de diferentes factores, como son el estilo de vida, el riesgo trombótico, la presión sanguínea, el riesgo glucometabólico, el riesgo lipídico y la inflamación. Estudios recientes han demostrado eficacia de las medidas higiénico-dietéticas en la reducción del riesgo de eventos cardiovasculares. La actividad física, como estrategia de prevención secundaria, redujo el riesgo de mortalidad y la dieta mediterránea demostró eficacia en la reducción de infarto de miocardio, ictus y muerte cardiovascular en la prevención primaria de pacientes con enfermedad cardiovascular.
En cuanto al riesgo trombótico, en pacientes con Síndrome Coronario Agudo en tratamiento con antiagregantes plaquetarios durante más de un año, la continuación del mismo puede considerarse si el tratamiento ha sido bien tolerado sin complicaciones sanguíneas. La duración de los agentes antitrombóticos dependerá del balance entre el riesgo isquémico y el riesgo de sangrados, valorando un abordaje con aspirina, aspirina más ticagrelor o aspirina más rivaroxabán.
Otro factor determinante para el riesgo cardiovascular es la presión sanguínea, habiéndose demostrado impacto en su control y la importancia de conseguir los valores objetivo, más o menos restrictivos en función del perfil del paciente.
Los pacientes con diabetes tienen riesgo aumentado de enfermedad cardiovascular, demostrando la importancia del metabolismo hidrocarbonado en el riesgo cardiovascular. En cuanto al riesgo lipídico, se ha demostrado una reducción del riesgo relativo de eventos cardiovasculares del 23 % por cada mmol/L de reducción en el c-LDL con diferentes tratamientos hipolipemiantes. Además, el beneficio cardiovascular es dependiente de la duración del tratamiento. En cuanto a la inflamación, en el estudio CANTOS la modulación de la vía de señalización de la interleucina 6 redujo el riesgo relativo de la incidencia acumulada de eventos cardiovasculares y mortalidad por todas las causas.
Por tanto, la prioridad clínica debería ser la aproximación desde un análisis global de los factores de riesgo mencionados y los objetivos principales para la reducción del riesgo cardiovascular deberían ser el conocimiento y cumplimiento de las guías clínicas por parte de los especialistas y el complimiento de los cambios en el estilo de vida y la adherencia terapéutica por parte de los pacientes.
SAES.ALI.18.10.1377a Noviembre 2018
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La ACC publica las guías sobre los principales datos y consejos de orientación clínica ante COVID-19 para la atención cardiovascular.